Dubrovnik

Después de un día entero de navegación, desde que abandonamos Mykonos hasta llegar a Dubrovnik sin parar.
Llegábamos al lugar que más ganas tenía de visitar y todo pintaba genial.
Dubrovnik, puerto medieval y centro turístico del adriático, la ciudad antigüa protegida por la fortaleza Revelin del Siglo XVI, ubicada en la zona este, es solo para peatones, lo que es toda una bendición para poder disfrutar de ella sin problemas, desde que cruzas la muralla te sientes en la Edad Media, parece que cambias de época.
Sus dobles murallas de 20 torres y bastiones circundan la catedral barroca y las exquisitas iglesias, los monasterios, los palacios, las fuentes y las casas de techos rojos o amarillos.
Aunque ya está casi todo restaurado tras la guerra que asoló la ciudad, todavía quedan algunos edificios destruidos, con los cuales te puedes hacer una ligera idea de lo que tuvo que ser aquello, al entrar en la ciudad medieval, hay un plano donde viene todo lo que fue destruido, las bombas donde cayeron, los edificios destruidos y los que solo sufrieron incendios.
Dubrovnik adquirió riquezas fabulosas con el comercio durante la Edad Media y fue una ciudad estado practicamente independiente, desde 1205 hasta 1808, año en que fue conquistada por Napoleón. El congreso de Viena la asignó a Austria en 1815. Se la conocia como la "Atenas Eslava del sur" y fue famosa por su arte y su literatura entre los siglos XV al XVII.
Algo que me gustó especialmente, quitando lo maravilloso de su ciudad antigüa fueron las pequeñas calas que tiene, los acantilados, los pequeños restaurantes.
Perdiéndonos entre sus calles dimos con una pequeña cala, de roca, mejor dicho, entre las rocas, con sus escaleritas, sus duchas y la gente tomando el sol y nadando tranquilamente en un mar calmado.
Comimos en un pequeño restaurante que daba justo a una de las calitas, una comida riquísima, fue una ciudad que nunca olvidaré y a la que sin duda quiero volver, quizá en un viaje más largo para conocer más a fondo Croacia.

En 1979 fue inscrita como Patrimonio de la Humanidad.
Hoy en día es conocida como "la Perla del Adriático".